Aquí Mariam.
Claro que fui una marca emergente. Soñaba con hacer cosas grandes pero me sentía invisible. ¿Quién querría comprarme si no era nadie?
Me comparaba con los pesos pesados de mi sector y me preguntaba qué podría aportar yo. Eso me paralizó…¡años!
Pero al final me lancé. Dejé mi puesto como directora de marketing digital y decidí emprender: sin web, sin automatizaciones, ni email marketing, ni publicidad, ni nada de nada. Na-da.
Y antes de cerrar mi primer año como mentora, había ingresado el triple que como CMO.
No lo conseguí mendigando likes, ni construyendo una comunidad enorme de seguidores antes de vender, ni siendo la más barata (nunca lo he sido).
Si crees que antes de vender de forma recurrente tienes que sufrir, trabajar 24/7, regalar tu trabajo y vender barato…aún no has entendido nada.
