Me lo han preguntado muchas veces.

Me refiero a eso de por qué decidí dejarlo todo y emprender más sola que la una cuando era directora de marketing. Y la verdad es que hasta hace bien poco respondía que porque siempre sentí ganas de tener algo propio.

Sin dejar de ser cierto, la razón principal era otra: nunca he encajado en el sistema.

Y cuando digo nunca, es nunca.

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Rebelde

Porque siempre he cuestionado lo establecido.

Imagino que por ese pensamiento crítico que le aplico a todo y porque como dice mi madre, soy abogada de causas perdidas.

Pero más que eso, intento no quedarme con la primera impresión e indagar siempre un poco más. Y lo aplico a todo.

Inconformista

Tanto en mi etapa en la universidad (desde mi época como estudiante, hasta la de profesora) ser gregaria no iba conmigo.

OjoCuidao que esto no quiere decir que sea la típica tocapelotas que dice a todo lo contrario de lo que la gente espera, pero me niego a ser parte del rebaño.

Esto también lo llevé al trabajo. A cada puesto.

Cada vez que escuchaba como alguien decía eso de que «aquí las cosas siempre se han hecho así» me salían ronchas.

No encajaba. Estaba claro.

Comprometida

Con muchas cosas.

En primer lugar, y antes que con cualquier otra cosa o persona, estoy comprometida conmigo misma.

Hace poco, una persona a la que sigo y cuyas publicaciones leo habitualmente (soy muy selectiva con esto) me dijo que si tuviera que definir mi marca diría que soy estoica.

Al principio me reí porque no vi la relación entre estoicidad y yo. Pero a la que me puse a investigar qué era realmente eso del estoicismo le di la razón.

Sé que puede parecer arrogante dicho así, pero me vi reflejada en todo lo que implica tener una marca estoica.

Y tiene mucho que ver con el compromiso, la perseverancia, el pensamiento crítico y mi capacidad para relativizar la importancia de todo.